domingo, 5 de julio de 2015

Rojo, amarillo y verde

Qué linda sos, Bolivia. Con tu altiplano y tus cerros, tu salar y tus lagunas, tu frío que quiebra los labios. Con tu paja brava, tus quinuales, tus llamas y vicuñas, con tu altura. Con tu Illimani, tu Huayna Potosí, tu Illampú. Con tu amazonia, tus monos y delfines rosados. Tus selvas y ríos, tu calor sofocante. Con tu Alto, tus calmos pueblos y enquilombadas ciudades, con tus plazas. Con tu teleférico, tus trufis. Con tus islas y tu Titicaca. Con tus rutas sinuosas, peligrosas y sin asfaltar. Qué linda que sos.

Qué rica que sos, Bolivia. Con tus mercados, tus almuerzos y tus refrescos. Con tu delicioso silpancho, tu salchipapa y tu sopa de maní. Con tu fricasé, tu chicharrón, tus rellenitos. Tu asadito con yuca, tu chuño y tu mote. Con tus milanesas de pollo que chorrean aceite, tu picante de carne. Con tu café, tu cacao, tu maíz inflado, tu gelatina con crema. Con tu locoto y tu llajua. Con tu Paceña, tu Kohlberg, tu Singani. Con tu sabrosa chicha. Con tus papayas, tu dulce de cayote, tu manjar, tu plátano frito. Con tu Golazo, tus Wafer y tus Cremositas. Con tus truchas a la plancha. Estás para chuparse los dedos.

Qué grosa que sos, Bolivia. Con tus cholas y mamitas, con tus niños jugando por las calles. Con tus coyas y tus cambas. Con tus cambas y tus coyas. Con tu estado plurinacional, con tu quechua y tu aymara, con tu Evo. Con tu Whipala en cada esquina. Con tu historia y tu Bolívar, tus fiestas populares, tus charangos. Con tus ruinas, tus chamanes. Con tu calidez para con el forastero, hasta pronto, Bolivia. Gracias por convidarnos de tus hojas de coca.

 

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