domingo, 18 de diciembre de 2016

Los niños de la luna

El archipiélago de San Blas en Panamá es de por sí un destino mágico por sus playas y paisajes, pero se vuelve aún más interesante cuando se descubre a los kuna, la cultura que habita estas islas hace ya cientos de años.

Originalmente los Kuna Yala vivían en la costa caribe de Colombia hasta la llegada de los españoles, cuando decidieron migrar a la zona actualmente conocida como Darién. Esta región selvática y húmeda tenía un gran problema: los mosquitos, razón por la cual los kuna decidieron moverse a las islas que había justo en frente.

A partir de ese momento los kuna empezaron a explotar el área mediante la comercialización del coco, y lo hicieron tan bien que hoy en día el archipiélago de San Blas posee una de las plantaciones de coco más importantes a nivel mundial. Gracias a esto, los kuna pueden mantener una autonomía económica que a lo largo de la historia se vio reflejada en las numerosas veces en que intentaron independizarse de la República de Panamá. De hecho han expulsado a barcos militares panameños ayudados por barcos de la marina estadounidense, a los cuales les pagaron la cooperación con cocos.

Más allá de su increíble historia, lo que más me llamó la atención de la cultura kuna fue su apertura mental y su tendencia a la inclusión social. En la comunidad no existe religión oficial y todas las creencias son permitidas. También hay libertad en cuanto a la orientación sexual, no hay prejuicios ni discriminación contra homosexuales y transexuales, y esto funciona así desde hace cientos de años. Una lección ancestral a muchas sociedades modernas.

Siguiendo con el tema de inclusión, por una cuestión genética en la población kuna existe un elevado porcentaje de personas albinas. Cuando hay un eclipse lunar, todos entran a sus casas salvo los niños albinos, los únicos capaces de combatir con arco y flecha al dragón que está intentando comerse la luna. Al otro día toda la comunidad celebra a estos pequeños héroes y les agradecen por haber salvado el mundo. Los llaman “los niños de la luna”.


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