Para
terminar nuestro primer día en Nicaragua decidimos ir a la plaza principal del
pequeño poblado de San Juan del Sur. La gente sentada en los bancos charlando y
a lo lejos unas sillas vacías, todas mirando hacia un escenario por el momento
vacío. Una canción de ritmo popero sale de unos viejos parlantes musicalizando
la escena. "Vamos adelante, junto al frente. Adelante junto al frente,
comandante."
Al otro día nos
dirigimos hacia San Jorge para tomar el ferry que nos llevaría hasta la isla de
Ometepe. Compramos los boletos y bajo un sol letal nos subimos a la antigua
embarcación. "Ferry Che Guevara", leímos en varias de sus chapas.
Durante nuestra estadía en la isla sonaron redoblantes y cánticos militantes.
En una isla volcánica, en medio de un inmenso lago, lejos de las grandes ciudades.
Una tarde me
comencé a sentir un poco mal del estómago y fui empeorando. Nos acercamos al
hospital de la isla, que más que eso parecía una escuela. Tardaron diez minutos
en atenderme, me revisaron y me dieron los medicamentos que necesitaba sin que tuviera
que pagar un solo córdoba.
Al tomar el
ferry de regreso a tierra firme en un pequeño televisor estaban pasando la
propaganda del partido oficialista: una mega-producción de cinco minutos, con
bailarines, canción original y locaciones alrededor de todo el país.
Al llegar a
Granada no encontramos lugar en el hostal que nos habían recomendado. Fuimos
hasta otro que quedaba cerca en busca de precios económicos, como de costumbre.
Nos recibió Carlos, un joven de unos veintitantos años. A la primera me pareció
que llevaba una remera de un grupo de rock pero cuando presté más atención me
di cuenta que no. Tenía escrito "Daniel Ortega, vamos adelante con el
frente" junto a la imagen impresa de un señor que parecía estar dando un
discurso. "La habitación cuesta 12 dólares chicos". "Solemos
pagar 10, es que andamos con presupuesto acotado, ¿podrá ser?". "Lo
tendría que consultar... pero no creo que haya problema. Pasen, chicos,
bienvenidos".
El hambre
era voraz por lo que dejamos nuestros bolsos y nos fuimos al mercado en busca
de verduras a buen precio. Al entrar nos encontramos con un área textil y se me
ocurrió preguntar por un parche de la bandera de Nicaragua (siempre compro uno,
en cada país). "Buenas tardes, señor. Estoy buscando parches de la
bandera". "¿De la bandera del Frente? Sí, aquí tengo". "No,
de Nicaragua". "Ah no, se la debo".
Más tarde
salimos a recorrer agencias de turismo en busca de buenos precios nuevamente
pero esta vez para visitar el Volcán Masaya. Entramos a Leo Tours, atendido por
Leo, quien nos ofreció el mejor precio y mucha amabilidad. "Intento hacer
turismo comunitario y popular, para que todos puedan acceder". "Ya
que estamos en tema, ¿qué opina del presidente de Nicaragua, Daniel
Ortega?". "Los Somoza eran los peores y El Frente estuvo bien en
quitarlos del poder, pero ahora están pensando más en su propios intereses que
en los del pueblo". Antes de irnos nos regaló una postal para que le
mostráramos a nuestras familias a dónde habíamos ido. "Gracias, chicos.
Sigamos en la lucha por nuestros derechos."
En Managua
decidimos visitar el mercado Huembes. Cuando entramos al área de remeras
notamos que la mayoría llevaban la imagen del Che Guevara. Más tarde fuimos a
recorrer el centro de la ciudad, donde nos sorprendió la presencia de la
rotonda Hugo Chávez, protagonizada por una enorme, moderna y colorida escultura
de su rostro. Al llegar al Parque Central pudimos apreciar un monumento
homenaje a los caídos de la revolución y contemplamos la Catedral hermosa pero
devastada por los sismos. A su lado, el antiguo palacio de gobierno decorado
con imágenes del Frente Sandinista de Liberación Nacional y justo al frente la
Casa de los Pueblos, en cuya fachada se destacan dos grandes estatuas: la de Sandino
y la de Rubén Darío.
Al llegar a
León barajamos tal vez visitar el Museo de la Revolución. Llegamos a la puerta
y nos encontramos con dos hombres, uno de ellos con boina. "Buenas tardes,
una consulta, ¿acá es el Museo de la Revolución?". "Qué buena
consulta, no, mire, el museo está cerrado pero yo participé en la revolución.
No tuve otra opción más que agarrar el fusil y luchar por la patria. Les
ofrezco un tour por la ciudad recorriendo los puntos y museos más importantes
por 150 córdobas". "Bueno, muchas gracias, lo vamos a pensar".
Al salir, el segundo hombre se nos acercó. "Chicos, ¿son de Argentina?
Allí al Che no le dan la importancia que tiene, me contaron que no hay ni una
estatua de él". "Sí, se debería enseñar esa parte de la historia
también pero lamentablemente no pasa. Igualmente está muy presente en la
cultura de los jóvenes y poco a poco esa situación está cambiando".
"Claro, entiendo", y de pronto bajó su voz. "Chicos, ¿por cuánto
les dijo él que les hacía el tour? Yo se los hago por 100 córdobas, recorremos
toda la ciudad". Le dijimos que no y decidimos seguir caminando, contemplando
esa ciudad de poetas y así intentar olvidar todo lo triste de esa utopía que
tanto nos gusta.
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