miércoles, 16 de noviembre de 2016

Coincidencias

Los últimos meses de viaje fueron más citadinos que paisajísticos, más sociales que naturales. También fueron más agitados que relajados: queremos llegar a México en diciembre para instalarnos y trabajar la temporada.
Sin embargo, ayer llegamos a San Pedro La Laguna y sin nunca terminar de planearlo nos pasamos toda la tarde en la terraza del hostel, charlando, leyendo, escribiendo, tomando mate y admirando el mítico Lago Atitlán, recordando al querido Titicaca que nos vio nacer como viajeros.

Se hizo de noche y casi inexplicablemente seguíamos ahí. El cielo estaba completamente cubierto de nubes pero en una esquina, por encima de las montañas, de pronto se despejó un hueco y la luz blanca comenzó a abrirse paso entre la oscuridad.

Dos personas que se aman, una terraza, un lago ancestral y la superluna que aparece después de más de 60 años para decirme "bien, pibe, ¡ahí tenías que estar!". O quizás fue casualidad.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario