Honduras fue el país en el que menos tiempo estuvimos hasta
ahora en el viaje, pero no por eso tuvimos una estadía menos intensa.
Andar por sus rutas fue una experiencia inolvidable: derribar
los prejuicios de que es un país imposible de transitar por su inseguridad,
conocer sus interesantes costumbres e historia, volvernos adictos a sus
exquisitas baleadas y disfrutar de sus alucinantes destinos, desde uno de los
caribes más hermosos que tuvimos la suerte de visitar hasta nuestro primer
contacto con una ruina maya.
Nos quedamos con muchas ganas de seguir recorriendo pero hoy
toca seguir, esperamos algún día tener la oportunidad de regresar a este tan
lindo país. ¡Gracias, catrachos, hasta la próxima!
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