Unos días antes de visitar este lugar el
hermano de Maru nos pasó un texto sobre la experiencia de un viajero en esta
isla con las tortugas golfinas y quisimos ir en busca de ver algo similar. Les
dejamos su relato que es imperdible:
http://irandando.com.ar/ 2013/11/ la-leccion-de-la-tortuga/
Después de preguntar bastante a los isleños y sin obtener respuestas muy certeras logramos encontrar a Yuru, un cuidador de tortugas venezolano muy amable que nos explicó todo sobre la especie golfina y nos permitió acompañarlo en una caminata nocturna para buscar tortugas anidando en la orilla (él se encarga de trasladar los huevos a un lugar seguro de los perros y otras amenazas).
Si no fuera por el registro fotográfico, creeríamos que nuestra estadía en la isla Portete fue un sueño.
Después de preguntar bastante a los isleños y sin obtener respuestas muy certeras logramos encontrar a Yuru, un cuidador de tortugas venezolano muy amable que nos explicó todo sobre la especie golfina y nos permitió acompañarlo en una caminata nocturna para buscar tortugas anidando en la orilla (él se encarga de trasladar los huevos a un lugar seguro de los perros y otras amenazas).
Fue muy interesante pero la fortuna no nos ayudó y
no vimos nada. También nos enteramos que esa misma mañana habían nacido 95
tortuguitas, un rato antes de que conociéramos a Yuru. Mala racha.
Al otro día, Yuru nos invitó a ver cómo
limpiaba nidos que ya habían nacido y mientras lo veíamos hacerlo ocurrió la
magia: aparecieron ocho tortuguitas que se habían quedado a mitad de camino
cuando sus hermanas nacieron.
Tenían como mucho 4 cm de largo. Estábamos
anonadados y como si esto fuera poco tuvimos la suerte de poder liberarlas en
la orilla y contemplarlas mientras se adentraban en el inmenso océano,
enfrentándose a las olas con admirable valentía.
Si no fuera por el registro fotográfico, creeríamos que nuestra estadía en la isla Portete fue un sueño.
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