domingo, 6 de septiembre de 2015

Machupicchu

“Lo cierto, lo importante, es que nos encontramos aquí frente a una pura expresión de la civilización indígena más poderosa de América, inmaculada por el contacto de la civilización vencedora y plena de inmensos tesoros de evocación entre sus muros muertos de aburrimiento de no ser, y en el paisaje estupendo que lo circunda y le da el marco necesario para extasiar al soñador que vaga porque sí entre sus ruinas.”

Ernesto Che Guevara


El santuario histórico de Machupicchu es un yacimiento arqueológico inca al que nunca logró llegar la conquista española, sino que fueron los mismos andinos quienes decidieron abandonarlo para unir sus fuerzas junto a otros poblados en Vilcabamba.

Para llegar al tan esperado destino decidimos tomar el camino de la hidroeléctrica: nos levantamos temprano y junto a nuestro amigo Stjep tomamos un micro hacia Santa María, donde debimos conseguir otra movilidad hasta Santa Teresa (donde se ubica la famosa central hidroeléctrica).

Desde allí emprendimos una caminata siguiendo las vías del tren y bordeando el río sagrado Vilcanota (recomendamos llevar repelente). Llegamos al pueblo de Aguas Calientes al anochecer y al otro día, aún más temprano que el día anterior, nos levantamos para visitar una de las siete maravillas del mundo moderno.
 
Esta antigua ciudad posee una amplia gama de construcciones, desde templos y centros religiosos hasta viviendas, colcas, talleres y terrazas de cultivos.

Estuvimos recorriendo el sitio durante todo el día, hicimos las caminatas hacia el Inti Punku (puerta del sol) y el puente del inca, almorzamos y tomamos unos mates contemplando la fantástica vista. Nosotros no subimos a ninguna de las montañas y aún así no nos alcanzó el día para recorrer a fondo la ciudad.
 
Con la majestuosa montaña Huayna Picchu custodiando, este lugar no pierde su magia a pesar de los miles de turistas que lo visitan diariamente. La conservación de las ruinas asombra y usando un poco la imaginación nos permiten viajar en el tiempo para vivir por unas horas en los años del imperio inca.

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